jueves, 1 de septiembre de 2011

La presentación de Sebastián

Para no hacer quedar mal a todos los que le habían dicho a Martín que en estos cursos nadie hace nada lo primero que hice fue no hacer nada. Después, siendo que la consigna era escribir algo de una carilla (y de nuevo, quería hacer lo menos posible para no dejar tan mal parados a los aconsejadores) me dispuse a encontrar la hojas más chica posible.

Finalmente abandoné mis anteriores de no hacer nada o hacer muy poco y me puse a escribir esto.

La presente representa una imprescindible presentación sin precedentes, ni comas. Bueno, quizás sí con comas. Y ni siquiera con pocas comas. Estén preparados para una gran promiscuidad signopuntuacional.

Mi nombre es Sebastián. Tengo 28 años, lo que significa que nací en 1983, año del retorno de la democracia al país, cuando Mr. T estaba despegando su carrera y ENTEL aun se rehusaba a ofrecer servicios de SMS y 3G.

Pasé mis primeros años en el barrio de Parque Patricios. Lugar con el cual tengo sentimientos encontrados (encontrados, más que nada, luego de años de terapia). Tengo, por un lado, buenos recuerdos de mis épocas en aquellos pagos. No así de mi pagos en aquellas épocas, ya que como la mayoría de los niños en aquel entonces mis registros contables dejaban mucho que desear. Pero decía que tengo por un lado buenos recuerdos y por otro, cierto resentimiento, ya que esperaba sacar algún juego de palabras con el nombre del barrio pero no logré nada.

Mi relación con el humor y la comedia se remonta también a aquellas épocas. Siempre sentí una inclinación por estos temas aunque temo que mi amor por la comedia haya sido un amor no correspondido. Me he desternillado de risa con los libros de Woody Allen, por ejemplo, pero nunca les he podido sacar ni la más tímida de las risas, aun con mis mejores chistes.

Finalizando esta presentación, y para saldar una pequeña deuda pendiente de la clase anterior (además de robar algo de espacio) voy a transcribir un chiste. Chiste que probablemente sea uno de los más viejos que conozco y fue el primero que me vino a la mente el otro día, no sin cierto esfuerzo para recordar como era exactamente, y dice así:

Dos borrachos van caminando por la calle cuando se detienen a mirar algo en el piso

¿Qué es eso de ahí? — pregunta uno.

— Parece caca.— responde el otro..

No, ahora lo veo bien, eso es dulce de leche.

— ¡Qué va a ser dulce de leche! Eso es caca.

Te digo que no, que es dulce de leche.

— Y yo te digo que es caca.

— Esto es dulce de leche. Mirá.

Y con eso uno de los borrachos se agacha, mete un dedo en la sustancia en cuestión, impregnándolo bien, y se lo lleva a la boca. Lo saborea, piensa un instante y luego le dice a su compañero:

— Tenías razón. Es caca. ¡Menos mal que no la pisamos!

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