Las Dos Caras De La Mismísima Mierda
Curso Rojas 2do Semestre 2011 - Prof. Martín Brauer
lunes, 15 de abril de 2013
Auctores TCT ( Autores y Actores de Teatro, Cine, TV ): Descargar Gratis : Aeroplanos Por Carlos Gorosti...
viernes, 16 de marzo de 2012
domingo, 11 de diciembre de 2011
Pelos en el Culo
The Big Sleep
jueves, 1 de diciembre de 2011
Adolfo
P1: No viejo, no podés comparar. Son distintas épocas, distinta idiosincracia, distintas tecnológias. Yo no es que quiera quitar méritos ni desmerecer a nadie, pero no me podés comparar.
P2: Bueno, pero para eso están las estadísticas. Fijate quien tiene el récord, papá
P1: Que piola. No podés comparar. Con esa tecnología cualquiera llega a los 6 millones. Imaginate si Atila hubiera tenido las cámaras de gas, el zafarrancho que hacía. Pero el tipo tenia que ir a caballo, pueblo por pueblo, que ya se le habia borrado la rayete del ojo de tanto cabalgar, meta espadazo descabezando muñecotes que te salpicaban todas las vísceras y le enchastraban el tapado de piel de oso y despues se la tenia que bancar a la jermu porque le iba con el uniforme ensuciado. Y ni hablar de los jardineros que le tiraban la bronca porque le habia pisado el césped. Ojala hubiera tenido gases mostaza o napalm para no andar ensuciandose tanto con las salpicaduras sanguinarias
P3: Bueno, con esa lógica los cotures eso no llegan ni al millón sumando los 3 juntos. Ni con Sadaam, Osama y Muhamar juntos lo podés empardar al Adolfo
P1: Bueno, eran otras épocas. Habia mas romanticismo y se trabaja distinto, se tomaban su tiempo. Ahora es todo rápido, sin disfrutar sin dar espectaculo. Va uno y le da un avionazo a las torres, y listo, se va a tomar la merienda de vascolet con baibiscuits al bar de la esquina, porque ya cumplió. Sin ir mas lejos, en el Proceso hacian un trabajito mas fino. Que una picana, que un submarino, que una parrillita vuelta y vuelta; y a lo mejor asi estabas 2 años; como esas guerrillas cafeinomanas que tienen 10 años secuestrado en la selva, con los mosquitos y calorazo que no se bancan, sin un solo shopping. Los secuestradores de ahora lo quieren todo mas fácil, mas rápido, por eso inventaron el secuestro express
P2: Por eso te digo, lo de Adolfo era mas dificil, el no sabia quien era y quien no era. Les tenia que revisar los prepucios o ver cuantos rulos tenian atrás de la oreja. En cambio los del Ku Klux Klan los tenian todos marcaditos, no te podias confundir.
P3: A mi me revienta la prepotencia de Karadagian y todos sus parientes. Andan lloriqueando que eran un millón, que los turcos de acá, que el sultán de allá. Porque no se van a vender alfombras y aprenden de los ruandeses que se la comen doblada, y es lo único que comen
P1: Mirá, para mi el equipo ideal es este. Idi Amin al arco, que la gente es injusta y ya lo tiene olvidado. La defensa, tiene que ser latina. Dos sudacas como Videla y Pinochet, con un fullback como el Generalisimo y podria ser Mussolini como el otro central, asi los 2 asisten a Adolfo que va de 5. Despues completamos el medio con Ceaucescu, Stalin y Pol Pot. Y arriba delanteros bien libres, bien liberales y bien Irakundos como Bush papá y Bush nene.
lunes, 28 de noviembre de 2011
viernes, 18 de noviembre de 2011
Una Boda Teatral ( para vos, Lorquita )
Tras la mesa en la tarima del altar de la Iglesia, el padre Cosme revisa unos papeles. Al lado suyo, están Dorys (madre del novio) y Ana(la novia). Ana tiene unos papeles en la mano y lleva puestos lentes. Un poco mas alejados, cerca de la primera fila de asientos, están Alberto(novio) y Antonio(su padre). Cerca del órgano, está Marcela(cantante del coro) sentada
Dorys: Bueno, entonces cuando entres a la iglesia, el novio te va a estar esperando acá
Ana: Bueno
Dorys: Entonces vos venís del brazo de Tony
Ana: ¿Qué Tony?
Dorys: ¿Como que Tony? El padrino. ¿Ya te olvidaste?
Ana: No, no. A ver
(Ana revisa los papeles que tiene en la mano)
Ana: No, está bien. Me confundé porque acá dice Antonio
Dorys: Bueno, nena. Tony es Antonio. ¿Vos estás segura de que te vas a acordar de todo?. Del nombre del novio supongo que te acordás
Ana: Por favor, Dorys. Como me voy a olvidar de Alberto
Alberto: ¿Qué pasa conmigo? ¿Me llamaban?
Dorys: No, Betito. Quedate tranquilo. Vos seguí hablando con tu padre de la fiesta, que yo me arreglo con Ana. ¿Ya te probaste el vestido?
Ana: Ay, justamente de eso le queria hablar. Me queda muy ajustado. Y muy largo, se arrastra mucho por el piso.
Dorys: Pero nena, lo que pasa es que estás un poco excedida vos. Y encima tan bajita.
Ana: Bueno, asi es mi cuerpo. ¿No se puede arreglar?
Dorys: Claro que se puede arreglar. Vos no comás nada hasta el sábado. Igual el viernes te purgamos. Y buscamos zapatos mas altos. ¿Pero no vayas a comer nada hasta después de la fiesta, eh?
Ana: Yo decia arreglar el vestido
Dorys: ¡Antonio!. ¿Hay tiempo para arreglar el vestido?
Antonio: Tiempo, puede ser. Plata no. Ya nos fuimos de presupuesto
Dorys: Ya sabia. Siempre lo mismo
Dorys: Bueno, ahora vamos a ver el tema de la música
Padre Cosme: Bueno, en general a los novios les gusta Pompa y Ciscunstancia para la entrada a la iglesia, el Ave Maria para la bendicion de los anillos y Aleluya para la salida de los novios
Ana: Ay, el Aleluya. Me encanta. Como voy a llorar cuando salga con Alberto del brazo
Dorys: Si, pero el Ave Maria no se entiende nada. Eso de “et benedictus fructus ventris” es muy complicado. A mi me gustaria algo mas moderno
Cosme: Bueno, habria que ver lo que les gusta a los novios.
Dorys: El Ave Maria esta bien, pero le vamos a cambiar la letra. Vamos a pedir que en vez de “Gratia plena” , diga “Muchas Gracias”
Cosme: No, Dorys. La canción no habla de agradecer, sino de la Gracia y santidad de Maria
Dorys: Bueno, pero hay que agradecer a los invitados que vinieron a la Iglesia. Por que la mayoria va a la salón directamente, porque les aburre la ceremonia
Cosme: Dorys, pero no se puede cambiar la letra. Es una canción litúrgica
Dorys: Yo entiendo lo que ud. dice. Por eso hacemos un trato. La música como ud. quiere, y la letra como queremos nosotros.
Cosme: No Dorys, no se puede cambiar la letra . Es una falta de respeto. Es un pecado
Dorys: No se preocupe, Cosme. Después venimos y nos confesamos, Dios nos perdona y listo. Pero no me pida que venga la semana que viene a confesarme. Le prometo que para la Pascua, me tiene aquí.
Cosme: Pero la Biblia dice…
Dorys: ¿Donde está la chica del coro?
Cosme: Pero Dorys, no me está escuchando…
Marcela: ¿Me llamaban?
Dorys: Ay, ¿vos sos la corista?
Marcela: No, la cantante del coro
Dorys: Ay, pero que linda chica. ¿Cuántos años tenés?
Marcela: 23
Dorys: ¿Sos soltera? ¿Tenés novio?
Marcela: Ehh,no. Ahora no.
Dorys: Ay, una chica tan linda. ¿Lo conocés a mi hijo?
Marcela: No, creo que no
Dorys: Es el que está ahí. Con el padre. Alberto, pero le decimos Beto. ¿Viste que lindo chico, nena?
Marcela: Señora, ud. me queria hablar de algo sobre el coro
Dorys: Ah,si si. De la letra del Ave María.
Marcela: Si, la sé bien señora. No se preocupe. La cantamos todos los casamientos.
Dorys: No, pero en este va a ser distinta. ¿Soltera, me dijiste no?
Marcela: ¿Cómo que va a ser distinta?
Dorys: Ay, como me gustaría una chica como vos para Betito. ¿Lo miraste bien a mi hijo?
Marcela: No entiendo, señora.
Dorys: ¿Te puede reemplazar alguien en el coro?
Marcela: No sé, señora. ¿ Por que?
Dorys: Así te casas vos con Betito. A vos seguro te va ir bien el vestido
Marcela: ¿Cómo que yo me case?
Dorys: No te preocupes. Yo consigo quien te reemplace en el coro. ¿Ana, vos sabés cantar?
Ana: ¿Por qué?
Dorys: Asi, vos cantás y Marcela se casa con Betito.
Ana: No, Dorys. ¿Cómo me dice eso?. Yo me habia hecho ilusiones.
Marcela: ¿Pero como se le ocurre que yo reemplace a la novia?
Dorys: No hay problema. Beto vive en Tucumán hace 6 años, y ninguno de los invitados conoce a la novia, así que nadie se va a dar cuenta si reemplazás a Ana
Marcela: No entiendo nada
Dorys: ( señala a las 2 chicas ) ¡Beto! ¿Cuál preferís?
Alberto: No sé. Elegí vos mamá.
Dorys: Tengo que estar en todo. Todo porque fuiste a comprar los anillos con tu novia.
Alberto: Ya hablamos de eso mamá.
Dorys: Si, pero no te das cuenta que ahora no le entra el vestido a la novia.
Alberto: ¿Y es mi culpa eso?
Dorys: Claro. Si hubieras ido solo a comprar el anillo no pasaba esto.
Marcela: ¿Qué tiene que ver el anillo con el vestido?
Dorys: Nena, vos probate el vestido primero. A ves, sacate el tapado así veo mejor tu cuerpo.
Marcela: Si insiste. Pero no entiendo.
Marcela se saca el tapado. Tiene puesto un pulover y un jean, muy ceñidos que le marcan su figura. Alberto y Antonio miran a Marcela con atención. Alberto se acerca
Alberto: Hola, ¿asi que vos sos la novia?
Marcela: No, soy la cantante
Ana: No Beto, la novia soy yo. ¿No te acordás?.
Alberto: Si, me acuerdo. Pero la novia no puede entrar sin vestido, y a vos no te queda
Ana: Bueno, pero ya habiamos planeado que nos casabamos nosotros dos. ¿No te acordás?
Alberto: Si, pero creo que Marcela va a estar muy bien cuando se ponga el vestido. Y mucho mejor cuando se lo saque
Marcela: Ay, me pongo colorada
Dorys: ¿No me dijiste recién que te daba lo mismo con quien te casabas?
Alberto: Es que estaba distraido hablando con papá. Y además Marcela estaba muy abrigada
Ana: A mi nunca me dijiste eso
Alberto: Bueno, es que nos conocemos hace poco
Ana: ¿3 dias te parece poco? Si a ella la conocés hace 10 minutos
Dorys: Chicos, a ver si se ponen de acuerdo de una vez
Marcela: ¿Cómo? ¿Se conocen hace 3 dias y se van a casar?
Dorys: Si, porque a este marmota se le ocurrió ir a comprar los anillos con la novia
Marcela: (a Ana) ¿Con vos fue a comprarse los anillos?
Alberto: No con ella no, con Julia
Marcela: ¿Quién es Julia?
Dorys: La novia que Beto conoció en Tucumán
Marcela: ¿Y donde está?
Alberto: En Ezeiza
Marcela: ¿Se va de viaje? ¿Se escapa para no casarse?
Antonio: No, presa. Por robarse 3 cadenitas de oro cuando fue a comprarse los anillos con Beto
Dorys: Igual el mes que viene sale. Pero no teniamos tiempo de cambiar la fecha de la Iglesia y el salón.
Antonio: Yo ni loco iba a perder la seña del Salón, ni gastar otra vez en invitaciones cambiando la fecha
Dorys: Así que le dije a Antonio que consiga una sustituta para la ceremonia y la fiesta, y el mes que viene hacemos el civil cuando la larguen a Julia. ¡Pero mi marido no me supo conseguir una novia que entrara en el vestido!. Entre la chorra que eligió mi hijo y la gorda que eligió mi marido, me quedo con vos, nena, Serás medio pavota, pero por lo menos vas a parecer una reina cuando entres a la iglesia de blanco.
jueves, 17 de noviembre de 2011
Autoconocimiento y Expiación
Crítica de Abrace, Dios, Honre, el último filme del genial Martín Marko
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Crónica Movie Zarra de "El Padrino"
Dicen que dicen que en una pelicula, el espectador tiene que lograr una empatia con el protagonista, asumir sus problemas como propios y en definitiva querer lo que quiere el protagonista, desde fajar a Apolo Creed, hasta Nicolearse a Kidman, pasando por Scarletearse a Johansson o a Ohara según la década.
¿Pero que pasa con el Padrino?. ¿Realmente tenemos ganas de ser como don Corleone y andar decapitando equinos?. Yo aceptaria de buen gusto querer ser tan Grondona como el Don, lo que no me bancaria es adscribir a su fidelidad y menos con esa doña Petrona tana que no vale el esfuerzo de haber llegado a ser el Capo mas capaz de tutti los capaces. Como el don Bill Clinton, que se mató toda la vida para ser el mas powerfull del Planeta, y todo para tener una fellatio de dorapa en el Salón Oval con una gordita a la que no sacariamos a bailar ni borrachos a las 5 de la matina.
Empieza la peli con una serie de pelados y bigotudos que van a chuparle las medias o besarle las manos al Don, al que tratan de no decirle Corleone, no sea cosa que les salga Corneone o Comilone y terminen padeciendo, pereciendo o pareciendo un accidente.
Mientras, afuera en el lavadero, andan todos los politicos y todas las personas dale que dale a la tarantela porque se casoria la hija del Malo Marlon Marlísimo Brando. Medio tediosa la fiesta, mucha tarantela y ni un pasodoble, pericón, malambo, gato ni carnavalito. Mucho mostachole y fetuccini, y ni una empanada ni un chori.
La que se casoria que no es otra que Talia Shire que quiere disimular que es la hermana del Francis Ford Coppola que si es Francis, deberia ser entonces Renault o Citroen o Peugeot. Y si bien es la hermana de Coppola, no hay morfarse toda la película para esperarse una Cópula porque si bien no es horrenda no es para andar haciendose la croqueta porque la chica no da para mas que unos manoseos de Rocky Balboa. La Talia Shire que no es yiro ni canta en mexicano, tuvo la suerte de trabajar en 8 de las peliculas mas taquilleras de la historia, con solo aprenderse 2 personajes. 3 Padrinos y 5 Rockys, y su mérito mayor es no haber sido asesinada por ningún mafioso ni su hermano.
La peli sigue mostrando lo taimado y maula que son los tanos de la Cossa Nostra, pero nunca se muerden el nudillo ni dicen Mazcalzone, Vendetta ni Vafangulo. El Lon Mardon Brandon, tiene 4 hijos propios. Ademas uno adoptivo, el abogado Tom Hayden que es el Consiglieri que le consiglieri todo lo que el Don necesita: unas donas, una almohadon redondón o un Don Perignon, y juega con el al Don Pirulero. ¿Qué pirulero? El que te metió el dedo en el rulero.
El hijo mayor es Hitachi o Sony, que es tan cancherito y compadrito y tiene tan mal gusto para cornetear a su esposa, que fija fija que termina acribillado. Después Don Corleone se muere solito de un ataquito al corazoncito y parece decirle a la contra: no pudieron conmigo, me muero solito sin ayuda.
Después hay otros 2 hijos varones, medio tontitos y medio timiditos, Fredo y Michael, que sus anagnórisis lo llevarán a Michael a heredar al Don y ser mas malo todavia, y al Santino a no ser ningun Santino y traicionar a su familia por haberlo tratado como pavote.
Mientras, la única niña de la familia, ya viuda de su inicial casorio por el cuñadicida Michael, le pide a este que no lo hermanicide a Fredo, pero igual Michael calentito lo deja Fredo, Munchis y Pérsico.
La peli termina como empezó, con los obsecuentes ortivas besuqueandole los dedos al nuevo Don, al Capo, al Capino, al Pacino mientras Diana Keaton mira con cara de porque no le habré dicho a Woody de hacer Manhatan 2.
martes, 15 de noviembre de 2011
“Tu vieja” y otros insultos - Sebastián
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Receta para crear un chiste verde
1) Elija cualquier frase con verbo en primera persona y un sustantivo femenino
2) Omita el sustantivo
3) Listo
“Me parece que la camisa está sucia”, se transforma en “Me parece que está sucia” y cualquier leve mirada o sonrisa o comentario del auditorio, hará de la frase un chiste memorable. Alcanza con un “Mirá vos” o “No parecía”.
Cuando preguntamos a una damisela “¿Baila?”, contesta “No,entra justito” por no haber aclarado “¿Baila, usted?”. A ausencia de sustantivo, siempre interpretaremos que se refiere a “eso”, o mejor dicho, a “esa”.
“La princesa está triste, que tendrá la tristeza” tras la omision de la futura reina, queda como “Está triste, que tendrá”
Leamos en Benedeti,
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
y anulemos el famoso e indescifrable “corazón coraza” y tendremos
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
porque eres mía
porque no eres mía
y la ausencia de sustantivo, solo nos permite imaginar que se refiere a nuestro órgano favorito
Cuando expulsamos a Betriz Viterbo, tenemos el intencionado “La candente mañana de febrero en que murió, después de una imperiosa agonía…”
El mismo Borges en el poema “A un gato” dice “Tu lomo condesciende a la morosa caricia de mi mano” nos quiere embaucar simulando que alude al felino, cuando bien conocemos las mas altas turbaciones de don Jorge Luis.
Omitamos la palabra uña, y nuestra observación se transformará en “ la tengo corta, larga, sucia” u omitamos salsa y tendremos “está sabrosa, dulzona, caliente, sosa o desabrida” y tenemos una serie de memorables jocosidades que haran revolcarse a nuestro auditorio. No hace falta que el sustantivo femenino excluido de la frase sea fálico como corbata ( “esta muy larga, tiene un nudo mal hecho, te cuelga demasiado” ) para lograr el efecto. Alcanza con que sea femenino y singular, porque curiosamente, el órgano vital masculino siempre se lo alude con un sustantivo femenino. A pesar de su masculino género en su aburrida términologia cientifica de “pene”, siempre lo nombramos de una mánera FIja en femenino como “la fistola”, “la foronga”, “la farcha”, “la farompa” y la mas “Fija” de todas. Y aquí recurrimos a otro mecanismo humoristico, donde con los burdos neologismos de solo cambiar la letra inicial por una F, evitamos la brusquedad guaranga de hacer explicito dichos sinonimos de la genitalidad masculina.
Parecido mecanismo contructor de humoradas chascarrillas, se logra al omitir en lugar de sustantivo femenino singular, a aquellos masculinos plural, donde la alusión de la frase no es ya del falico objeto de todo chiste verde, si no de sus compañeros anatómicos ovolares, no menos propensos a las chanzas.
Asi obviando la palabra zapatos, contruimos memorables “los tengo que lustrar, no me los pises por favor, tienen mucho brillo o están un poco aplastados”. Y los tornillos faltantes “son muy grandes, muy chicos, todavia sirven”. Idem para plurales femeninos, como las servilletas ( “están muy juntas, muy ajadas, muy usadas”) o las cejas (“muy peludas”, “muy separadas”).
¿Qué pasa si el sustantivo omitido es masculino, pero singular?. La construccion del chiste se mantiene, pero ahora el objeto erotico aludido cambia de vehiculo en contraste análogo, tujestivamente .
El moño en el pelo de una secretaria es “bonito, está bien armado,le queda muy bien” . Por ejemplo, “mirá que bien se lo hicieron a Clarita” y un tomate es “tiernito, redondito, está maduro, sabroso” y un sombrero “lo veo elegante, vistoso o ideal para un dia de fiesta” .
Otra técnica humorística, que es usada en este mismo texto, es la de utilizar un estilo exageradamente formal, pretenciosamente erudito y pomposamente barroco, para poder intercalar cualquier expresión soez y causar la famosa “sorpresa intelectual” como define Macedonio al Humor. O como otro maestro, don Alejandro Magno, idolina de multitudes: "Una pedorreta en una despedida de solteros, con gente entrada en copas, no suma. Ahora, una pedorreta en un velorio...". Un ojete en los labietes de Pinti o Corona (¡o Luis!), no tendrá el mismo efecto sorpresivo que en las músicas de los protestantes Luthieranos.
domingo, 30 de octubre de 2011
El Falephel - Sebastián
¿Comerás lo desabrido sin sal?
Al Taunus Rojo.
jueves, 27 de octubre de 2011
Plagiando al Eph
Lo siento. Soy rebelde.
Cada vez que leo un cuento, pispeo el final para ver como termina. Y no me someto a los manejos inescrupulosos de esos autores de suspenso, que a suspensor quitado nos atosigan con parrafadas capitulares que demoran la descubriciencia de que el asesino, finalmente es el personal de maestranza.
Encima ese Aleph, letra con que los matemáticos designan los infinitos infinitos, desde el Aleph0 pasando por el Aleph1 conm su hipótesis del continuo y a seguir, no me iba a tener hasta el infinito hasta llegar al final.
Así que me fui directo a la última línea del cuento, que no se si es del cuento, porque aparece como colgada y sobrante, a modo de dedicatoria.
A Estela Canto.
Primera digresión. ¿Forma parte esta dedicatoria del cuento?. O nuestro traidor prócer letrado anglofílico, después de terminar su cuento, agregó la dedicancia allende la narrativa. El moño del paquete del regalo, ¿forma parte del regalo?
Analicemos.
A Estela Canto. ¿No debería decir, “A Estela Escribo”?
O seria, “A Este, la Canto” si se supone que lo burlaba a Neruda con sus “20 Poemas de Amor y una Canto Desesperada”. En vez de 20 Poemas, ¿habrá querido cantarle las 40 a su homólogo chileno, que ad referendum de ser comunista y feliz mujeriego le birló el Rosebud premio sueco, o “mi tesoro” según Golum, a nuestro evidente no vidente?
O, tal vez la dedicatoria deberia haber sido: “A Esssssta…. la canto”. ¿O seria una dedicatoria a los Cantos de Estela?. O sería un fallido divanistico de “A este Lacan…to”. Y si fuera un lunfardismo donde el Canto es el reversismo de Tocan. ¿A nuestro necesitado del Braile se la tocan?
Tras estas disquisiones previas sobre el final, me lanzo a la propuesta plagiadora de El Aleph de Borges, o del plagio de Rodolfo Fogwill, o del plagio de ambos de Brauer.
La venturosa, digo ventosa, mañana en que mi queridísima eXposa Mariana Rodero apareció misteriosamente ahorcada con un cinturón, sentí un soplido de brisa fría surcando el canal separador de mis nalgas, tal vez entrometido entre la holgura de mis pantalones que pugnaban por caer.
Noté que en la Claza Prostitución habían rebobinado no se que cigarras de cartelillos rubios espurios.
Dado que el 27 de mayo hubiera sido el algogésimo aniversario de nuestro primer sartenazo, consideré oportuno visitar a la hermana cetácea Cristina de la acinturonada Mariana, y para aludir a la reciente desaparición de su hermana se me ocurrió comentar sobre otro dúo de hermanas, mas mellizas estas, mas famosas estas, mas numéricas estas. “Ahora ya se como diferenciar a las mellizas. Eve, es la viva. “ fue mi desconcertadora reflexión.
No me fue difícil llegar a la casa de mi ballenacea excuñada dado que el destino ha dispuesto que mi queridísima actual, viva exactamente enfrente en la calle Paysandú, permitiéndome avizorar desde el balcón de mi nueva amada, la casa de la hermana de mi amorosa previa, hoy difusa difunta. Nunca mejor metáfora de la confrontación entre mi pasado y presente, mi ex y mi actual, la que maté y la que mataré. Solo una calle separa mi pasado y mi presente, y veo enfrente a mi enfrentada bajo las adiposidades de su Very Gran Hermana Extra Large
Veo la figura de mi excuñada, y se me afiguran todos los puntos del universo contenida en ella. Todos los ravioles y todas las lasagnas, todos los corderitos y todos los cerdos con todas tus sus costillitas, todos los estómagos y todos los duodenos con todos sus jugos gástricos y biliosos. Veo su firma testigular en el acta de matrimonio bajo los rollos de sus brazos, adivino los almuerzos del Dia de la Madre que convocaba a toda la familia Rodero bajo su papada, rememoro los brindis de Año Nuevo bajo su masa abdominal, con los petardos entre los pliegues de sus adiposidades, y mucho turrón entre los intersticios de sus quistes cebáceos. Toda su familia engullida en una única mole amorfa junto a su hermana y todos los años conyugales que me integraron a su familia Rodero y un universo de vivencias familiares 15 años compartidas atragantadas en sus cavidades gástricas que serán excretadas y desaparecidas para siempre como si jamás hubieran existido.
martes, 20 de septiembre de 2011
Una Décad... encia - por OScar
Me llamo Lorena. Mis amigas me dicen Lore. Lorena Virginia. Lo Re-Virginia me dicen. Estoy en el equipo de hockey de 5to año, y me dicen “valla invicta”. Curioso porque no soy arquera. También me halagan diciendo que soy pulcra y limpia como un quirófano, donde nunca entra un polvo. O “rodillas siamesas” . Nadie las pudo separar. También me dicen “último molar”. Muy difícil de cepillar. O yagua con escoliosis. Imposible de montar. O poéticamente, hoja de otoño. Nadie me reco…lecta. Algunas me dicen Altamira. Una cueva que está dibujada.
Lo que pasa es que siempre quise hacerlo por primera vez con el amor de mi vida. Siempre quise debutar con el padre de mis hijos. Que podría parecer una contradicción, porque si es el padre de mis hijos, entonces yo ya seria madre, por lo cual no seria virgen y ya habría debutado con anterioridad. A lo que algún molesto sabihondo me podría decir que se podría ser madre sin perder la virginidad con la implantación de óvulos fecundados ad hoc por un onanista, lo cual podría ser científicamente cierto, lógicamente irreprochable pero sumamente inoportuno si se pretende que esto sea un relato humorísticos según la consigna de nuestro profe Martín
Cada vez que algún agraciado varón pasar a los hechos de echarme a un lecho para descargar su …, digo, descargar Se, no ofrecía resistencia a no ser que me llevara al “década forward”, un elegante edificio transitorio con el enigmático cartel de promoción de turnos de 87648 horas. Es decir 3650 días que serian los 10 años efímeramente transcurridos al pasar el umbral del ansiado y mágico dormitorio. Eso me permitiría constatar la evolución que mi pretendiente contendiente tendría en un hipotético futuro marital.
Así acudí al citado dormitorio en diferentes ocasiones.
Con Gonzalo, aquel rubio platinado con el que llegamos en su moto con sus dorados rizos al viento, pero al entrar en la habitación , adiviné las incipientes entradas de su pelada cual Macri pavimentando un nuevo Metro Bus.
Con Mariano, el dulce efebo que solía recitarme románticos poemas de su autoría, hasta que entramos a la habitación y preguntó donde estaba el control remoto.
Con Maxi, ese rebelde idealista que deseaba emular a los oprimidos cual Che, y lo primero que hizo es levantar el teléfono para avisarle a su mamá que le prepare milanesas para la noche
Con Jonás el fortachón capitán del equipo de Rugby, que se abalanzó al frigobar a engullir los chocolates que apoyaba en su abdomen.
Varios fueron los exámenes de ingreso a mi femineidad que tuve que tomar a los distintos Apolos que me pretendieron, hasta que conocí a Guido, el elegido eleguido.
No me soltó la mano cuando llegamos, su mechón rubio se mantuvo sobre su frente cuando entramos, me ofreció una rosa del florero que adornaba la habitación, se desnudó ágil dejando ver sus torneados músculos y cuando tras desnudarme mientras me susurraba un bolero y dispuesto a certificarme como mujer completa, me preguntó: ¿Desde cuando tenés esas estrías?
lunes, 19 de septiembre de 2011
La versión de Etgar Keret del asesino del Premio Nobel de La Paz (Bolivia)
Con Patrick Grace me había visto una sola vez. Fue en el orfanato de Atlanta. Allí nos trataban como animales. Nos pasábamos los días en medio de la suciedad, apenas nos daban de comer, y si a alguien se le ocurría abrir la boca lo azotaban con el cinturón. Y a menudo, también, aunque nadie la abriera, el cinturón caía sobre nosotros. Cuando Grace fue, se cuidaron de lavarnos, y lo mismo hicieron con esa cloaca que ellos llamaban orfanato. Antes de que entrara Grace, el director nos instruyó bien: el que se queje de algo lo pagará después. Todos habíamos recibido ya lo suficiente como para saber que no estaba exagerando. Cuando Grace entró en nuestras habitaciones nos mantuvimos callados como muertos. Grace intentó hablar con nosotros, pero apenas le contestábamos. A medida que íbamos recibiendo el correspondiente obsequio, volvíamos junto a la cama. Al darle las gracias, él alargó la mano hacia mi cara. Me encogí. Creí que me iba a pegar. Grace me revolvió el pelo con una delgada caricia y sin decir nada me alzó la camisa. Por aquella época yo había abierto mucho la boca. Grace lo pudo apreciar en mi espalda. Al principio se quedó callado, pero después repitió varias veces el nombre de Jesús. Finalmente me volvió a bajar la camisa y me abrazó. Al abrazarme me prometió que nadie volvería a pegarme más. Yo, claro está, no lo creí. Nadie es bueno contigo porque sí. En aquel momento pensé que era una treta. Sospechaba que en cualquier momento se iba a sacar el cinturón para pegarme. El rato que me estuvo abrazando lo único que yo quería era que se marchara. Se marchó, y aquella misma tarde cambiaron al director y a todo el equipo. Desde entonces nadie más volvió a levantarme la mano.
A Patrick Grace no volví a verlo, pero leí mucho sobre él en los periódicos. Sobre toda la gente a la que ayudaba y las muchas buenas obras que hacía. Era un hombre bueno. Puede que el más bueno de la tierra. Él era la única persona en este feo mundo a la que le debía algo. Y dentro de dos horas iba a encontrarme con él. Dentro de dos horas debía meterle un balazo entre ceja y ceja.
Tengo treinta y un años. Durante mi vida laboral he recibido veintinueve encargos. Los he cumplido todos. Veintiséis a la primera. Nunca intento comprender a la gente que mato. Nunca intento comprender porqué. El negocio es el negocio y, como ya he dicho antes, soy un profesional. Me he hecho con un buen nombre, y en mi profesión gozar de un buen nombre es lo único que cuenta. Porque ni aparecen anuncios en la prensa ni se obtienen puntos al pagar con la tarjeta de crédito. Lo único que trae hasta mí al cliente es la absoluta seguridad de que el trabajo va a quedar hecho. Por eso siempre me he cuidado mucho de no rechazar ningún encargo. Por eso siempre me he cuidado mucho de no rechazar ningún encargo. Quien compruebe mi trayectoria no se va a encontrar más que con clientes satisfechos. Con clientes satisfechos y con cadáveres.
Renté una habitación que daba a la calle, justamente en frente de la cafetería. Le dije a la casera que mis demás pertenencias llegarían el lunes y le pagué dos meses por adelantado. Me quedaba una media hora hasta el momento en que había calculado él iba a llegar. Monté el rifle y gradué el visor de infrarrojos. Me quedaban otros veintiséis minutos. Encendí un cigarro. Intenté no pensar en nada. El cigarro se consumió y lancé lo que quedaba de él a un rincón de la habitación. ¿Quién querría matar a una persona como ésa? O el mismísimo diablo o un loco. Yo conocía a Grace, él me abrazó cuando yo todavía era un niño, pero el negocio es el negocio. Si te dejas vencer una sola vez por los sentimientos, estás acabado. De la alfombra que había en la habitación empezó a salir humo. Me levanté y pisé la colilla. Dieciocho minutos más, dieciocho minutos más y ya estaría. Intenté pensar en fútbol, en Dan Marino, en una puta de la calle 42 que me la mama en el asiento delantero del coche. Intenté no pensar en nada.
El llegó puntualmente a la hora; lo reconocí por la forma de andar, como si flotara, y por el pelo, que le llegaba hasta los hombros. Se sentó en una de las mesas de la terraza, en el sitio más iluminado, de manera que quedaba completamente de cara a mí. El ángulo de visión era perfecto. La distancia, media. Ese disparo podría hacerlo con los ojos cerrados. El punto rojo le apareció junto a la sien, un poco a la izquierda. Lo corregí hacia la derecha todo lo que pude y contuve la respiración.
Justo en ese momento pasó por allí un viejo con toda la casa metida en unas bolsas de plástico, un vagabundo, y es que la ciudad está llena de ellos. En la acera de la cafetería se le rompió una de las astas. La bolsa se le cayó al suelo y de ella salió rodando todo tipo de porquerías. Vi cómo a Grace se le tensaba el cuerpo por un instante, cómo torcía la boca muy ligeramente para enseguida levantarse a ayudar. Rodilla en tierra sobre la acera recogió periódicos y las latas vacías y las fue metiendo en la bolsa. El visor no había perdido el encuadre ni por un segundo. Su rostro era mío. Llevaba el punto rojo del visor grabado en medio de la frente como una joya hindú. Su rostro era mío, iluminado como estaba por la sonrisa que le brindaba el viejo. Como los cuadros de los santos que cuelgan de los muros de las iglesias.
Dejé de mirar por el visor. Clavé la mirada en el dedo del gatillo. El dedo se deslizaba en paralelo al guardamonte, tieso, casi retirado, sin intención alguna de actuar, no tenía sentido seguir haciéndome ilusiones, porque el dedo, sencillamente, no lo iba a hacer. Acerrojé el arma echando el seguro hacia atrás. El proyectil se deslizó fuera de la recámara.
Bajé a la cafetería con el rifle en la maleta. En realidad ya no era un rifle, porque había vuelto a convertirse en cinco inofensivas piezas. Me senté a la mesa de Grace, enfrente de él, y le pedí un café a la camarera. Grace me reconoció de inmediato. Yo era un niño de once años la última vez que lo había visto y, sin embargo, me reconoció sin dificultad ninguna. Hasta se acordaba de mi nombre. Dejé el sobre del dinero encima de la mesa y le dije que alguien me había contratado para que lo matara. Intenté comportarme con sangre fría, que pareciera que ni por un instante había sopesado la posibilidad de cumplir con el trato. Grace se sonrió y dijo que ya lo sabía. Que era él mismo quien había mandado el dinero en el sobre, que deseaba morir. Me puse a tartamudear un poco. Le dije que porqué. Le pregunté si padecía alguna enfermedad incurable.
—¿Una enfermedad? —se rió—, pues algo parecido. —Y al decirlo se le volvió a torcer la boca, como antes, con el mismo gesto que le había visto desde la ventana, y después se puso a hablar—. Desde niño padezco una enfermedad. Sólo que nadie ha intentado curármela, a pesar de que lo síntomas están muy claros. Les regalaba a los otros niños mis juguetes, nunca mentía, nunca robaba nada. Incluso en las peleas del patio de la escuela nunca tuve la tentación de devolver los golpes, sino que siempre me cuidaba de poner la otra mejilla. Mi bondad convulsiva sólo fue empeorando con los años, pero nadie quería ayudarme. Si, por ejemplo, hubiera manifestado una maldad igual de compulsiva, enseguida me hubieran llevado al psicólogo para intentar detenerla. Pero, ¿Cuándo eres bueno? A la sociedad le resulta muy cómodo ver siempre satisfechas sus necesidades a cambio de alguna que otra expresión de asombro y unos pocos halagos. De manera que yo no hice más que ir de mal en peor. Tanto, que hoy ya no soy capaz de comer sin que, en cuanto me meto el primer bocado en la boca, no esté buscando a alguien con más hambre que yo para que se termine la comida. Y por la noche no consigo conciliar el sueño, porque ¿cómo va uno a pensar en dormir tranquilamente en Nueva York cuando a veinte metros de la casa de uno hay personas congelándose en los bancos de la calle?
Aquel gesto torcido volvió a apoderarse de la comisura de su boca y todo el cuerpo le empezó a temblar.
—No puedo seguir así, sin dormir, sin comer, sin amor. Porque ¿a quién le queda tiempo para amar con tanto sufrimiento como tenemos a nuestro alrededor? Esto es una verdadera pesadilla. Tienes que entender que yo nunca quise ser así. Es como estar endemoniado pero al contrario, como si estuvieras poseído por un ángel. ¡Maldita sea! Si por lo menos se tratara del diablo, hace ya tiempo que alguien se habría ocupado de acabar conmigo, pero ¿así? —Grace soltó un breve suspiro y cerró los ojos.
—Escúchame bien —continuó—, todo el dinero está aquí. Tómalo. Sube a cualquier balcón o azotea y acabemos con esto. Es que yo no puedo hacérmelo a mi mismo, y cada día que pasa es peor. Para mí, sólo el hecho de haberte enviado el dinero, de mantener esta conversión contigo —y se enjugó el sudor de la cara— me resulta difícil, muy difícil. No estoy muy seguro de tener el valor de volverlo a hacer. Así que, por favor, sube a cualquier terraza y acaba con esto. Te lo suplico.
Me quedé mirándolo. Vi su torturado rostro, como el de Jesús en la cruz, exactamente igual al de Jesús. No dije nada. No sabía qué decir. Por lo general siempre tengo la frase adecuada y lista para ser disparada, sin importarme que sea contra un cura confesor, una puta o un agente federal. Pero, ¿con él? Con él me había convertido de nuevo en el niño asustadizo del orfanato que se encoge ante cualquier gesto brusco. Se trataba de un hombre bueno. El Hombre Bueno, nunca sería capaz de liquidarlo. De nada serviría intentarlo, porque el dedo, sencillamente, no iba a doblarse.
—Lo siento, señor Grace —susurré al fin—, es que sencillamente no…
—Sencillamente no puedes matarme —sonrió él—, no te preocupes, quiero que sepas que no eres el primero al que le pasa. Dos más ya me han devuelto el sobre antes que tú. Según parece forma parte de la maldición. Sólo que tú, con lo del orfanato y todo eso —añadió, mientras se encogía de hombros—, como cada día que pasa estoy más débil, no sé muy bien por qué había pensado que podrías devolverme el favor.
—Lo siento, señor Grace —susurré, con lágrimas en los ojos—, si yo pudiera…
—No te preocupes —dijo—, lo comprendo. No pasa nada. Deja la cuenta —sonrío al ver el billete que yo había sacado—, que invito yo. No admito discusión. Además, ya sabes, tengo que invitar yo, porque es como una especie de enfermedad.
Empujé el arrugado billete de vuelta al bolsillo. Le di las gracias y me fui. No había dado más que unos pocos pasos cuando oí que me llamaba: había olvidado el rifle.
Volví a cogerlo. Me maldije para mis adentros porque me sentía como un aficionado.
Tres días después de aquello, en Dallas, le disparé a cierto senador. Fue un disparo complicado. Doscientos metros, medio cuerpo, con el viento de lado. Murió antes de tocar el suelo