miércoles, 9 de noviembre de 2011

Receta para crear un chiste verde


1) Elija cualquier frase con verbo en primera persona y un sustantivo femenino

2) Omita el sustantivo

3) Listo

“Me parece que la camisa está sucia”, se transforma en “Me parece que está sucia” y cualquier leve mirada o sonrisa o comentario del auditorio, hará de la frase un chiste memorable. Alcanza con un “Mirá vos” o “No parecía”.

Cuando preguntamos a una damisela “¿Baila?”, contesta “No,entra justito” por no haber aclarado “¿Baila, usted?”. A ausencia de sustantivo, siempre interpretaremos que se refiere a “eso”, o mejor dicho, a “esa”.

“La princesa está triste, que tendrá la tristeza” tras la omision de la futura reina, queda como “Está triste, que tendrá”

Leamos en Benedeti,

porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía

y anulemos el famoso e indescifrable “corazón coraza” y tendremos

porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
porque eres mía
porque no eres mía

y la ausencia de sustantivo, solo nos permite imaginar que se refiere a nuestro órgano favorito

Cuando expulsamos a Betriz Viterbo, tenemos el intencionado “La candente mañana de febrero en que murió, después de una imperiosa agonía…”

El mismo Borges en el poema “A un gato” dice “Tu lomo condesciende a la morosa caricia de mi mano” nos quiere embaucar simulando que alude al felino, cuando bien conocemos las mas altas turbaciones de don Jorge Luis.

Omitamos la palabra uña, y nuestra observación se transformará en “ la tengo corta, larga, sucia” u omitamos salsa y tendremos “está sabrosa, dulzona, caliente, sosa o desabrida” y tenemos una serie de memorables jocosidades que haran revolcarse a nuestro auditorio. No hace falta que el sustantivo femenino excluido de la frase sea fálico como corbata ( “esta muy larga, tiene un nudo mal hecho, te cuelga demasiado” ) para lograr el efecto. Alcanza con que sea femenino y singular, porque curiosamente, el órgano vital masculino siempre se lo alude con un sustantivo femenino. A pesar de su masculino género en su aburrida términologia cientifica de “pene”, siempre lo nombramos de una mánera FIja en femenino como “la fistola”, “la foronga”, “la farcha”, “la farompa” y la mas “Fija” de todas. Y aquí recurrimos a otro mecanismo humoristico, donde con los burdos neologismos de solo cambiar la letra inicial por una F, evitamos la brusquedad guaranga de hacer explicito dichos sinonimos de la genitalidad masculina.

Parecido mecanismo contructor de humoradas chascarrillas, se logra al omitir en lugar de sustantivo femenino singular, a aquellos masculinos plural, donde la alusión de la frase no es ya del falico objeto de todo chiste verde, si no de sus compañeros anatómicos ovolares, no menos propensos a las chanzas.

Asi obviando la palabra zapatos, contruimos memorables “los tengo que lustrar, no me los pises por favor, tienen mucho brillo o están un poco aplastados”. Y los tornillos faltantes “son muy grandes, muy chicos, todavia sirven”. Idem para plurales femeninos, como las servilletas ( “están muy juntas, muy ajadas, muy usadas”) o las cejas (“muy peludas”, “muy separadas”).

¿Qué pasa si el sustantivo omitido es masculino, pero singular?. La construccion del chiste se mantiene, pero ahora el objeto erotico aludido cambia de vehiculo en contraste análogo, tujestivamente .

El moño en el pelo de una secretaria es “bonito, está bien armado,le queda muy bien” . Por ejemplo, “mirá que bien se lo hicieron a Clarita” y un tomate es “tiernito, redondito, está maduro, sabroso” y un sombrero “lo veo elegante, vistoso o ideal para un dia de fiesta” .

Otra técnica humorística, que es usada en este mismo texto, es la de utilizar un estilo exageradamente formal, pretenciosamente erudito y pomposamente barroco, para poder intercalar cualquier expresión soez y causar la famosa “sorpresa intelectual” como define Macedonio al Humor. O como otro maestro, don Alejandro Magno, idolina de multitudes: "Una pedorreta en una despedida de solteros, con gente entrada en copas, no suma. Ahora, una pedorreta en un velorio...". Un ojete en los labietes de Pinti o Corona (¡o Luis!), no tendrá el mismo efecto sorpresivo que en las músicas de los protestantes Luthieranos.

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