lunes, 28 de noviembre de 2011

Werner Herzog es un chancho 
Crítica de Land des Schweigens und der Dunkelheit

Es totalmente deplorable ver a un director de cine serio y respetable como es Werner Herzog sucumbir a algo tan bajo y deleznable como es la pornografía. Peor aun es la gente que lo aplaude y celebra la asquerosidad, la perversión que es La Tierra del Silencio y la Oscuridad. 

Ya en el título comienzan las obscenidades. Las Oscuridad remite directamente al lugar al que le no da el sol, el cual todos (especialmente Herzog), sabemos cual es. Luego, el Silencio se produce porque nadie está hablando. Nadie habla porque tienen la boca ocupada. De nuevo, Herzog sabe muy bien con que la tienen ocupada, especialmente cuando este Silencio viene acompañado de esta Oscuridad. Uno pensaría que siendo el título algo que se exhibe en todos lados, frente a mujeres y niños, Herzog hubiera tenido aunque sea algún tipo de decoro pero como veremos no hay límites para la perversión de este hombre.

Como en todas las películas para adultos hay un esbozo de historia, de trama, antes de empezar con la acción. En este caso la excusa son los sordo ciegos, que nos dice Herzog se comunican no mediante palabras ni gestos sino mediante un sistema táctil. Así impone la imagen del manoseo. Luego presenta a la actriz principal de la película, Fini Straubinger, quien nos cuenta que pasó treinta años en una cama. La imagen se cierra: manoseo, cama. Se acabaron las sutilezas. Fini, la Jenna Jameson de Herzog, nos mostrará una de sus "fiestas", junto a sus más íntimos amigos  y amigas. Por supuesto nadie va ahí para hablar. Pero esto no es suficiente para el sátiro de Herzog que nos muestra que la eso es solo el comienzo. La fiesta se traslada a un zoológico donde las imágenes de hombres y mujeres acariciando lascivamente ciervos y ovejas gritan a viva voz zoofilia. Incansable, Herzog no limita su perversión al reino animal sino que en otra escena lleva la fiesta a un jardín botánico donde las manos de las lujuriosas protagonistas recorren las plantas fálicas que pueden encontrar llegando hasta los cactus y al sadomasoquismo. Mientras tanto hay un tema que parece recorrer en paralelo toda la película, que mediante imágenes, narraciones y comentarios se va instalando hasta ganar protagonismo: la muerte. Lo cual sumado a todo lo anterior confluye en un innegable canto a la necrofilia. Pero todo, aun esto, podría perdonársele a Herzog asi no fuera porque luego incurre en un crimen aun peor, involucrar menores de edad. Así, con las imágenes de húmedos niños semi desnudos se completa la tétrica sinfonía de zoonecropedofilia que es La Tierra del Silencio y la Oscuridad. 

Y al final termina con más manoseo de plantas. Conclusión: Werner Herzog es un chancho.

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